Este blog continúa en: Lights and shadows keep on changing

domingo, 25 de abril de 2010

Ahogados


Nunca cesa la matraca de motores. Noche y día pasan coches atronando en su estela por la avenida abajo. Abajo, paraguas de fantasmales luces. Son los árboles grasientos de monóxido. Y esa lluvia filtrada que no limpia la ciudad.
Abajo, en el portal, veteranos de una vida de sinsabores, duermen asidos a la botella como para no caerse cuesta abajo.

Como tú, necesito soles que giren para alumbrarme, que hagan brillar lo bueno que pueda haber en el alma. Sonríe al viento por traerte nuevos olores. Acaricia la corteza de la vida por seguir palpitando. Busca la luz del sol y brilla con ella. Camina, aunque hoy no brille tu estrella. Que no la veas no significa que ella no esté ahí, luciendo en lo alto. Y mañana, cuando las nubes sucias vuelen a pudrirse a otra parte, tus ojos reflejarán su presencia.


Escrito desde levedad de Manolo García.

Para aquellos que sueñan, como yo, con escapar para ver más allá del polvo de la ciudad y oir a la mismísima Naturaleza respirar.

miércoles, 21 de abril de 2010

رقص شرقي

La música comienza. Su melodía vuela por la habitación. Mis brazos se sueltan, comienzan a ondear, acabando en mis dedos. La percusión se hace sonar y la cadera acompaña cada golpe. Las monedas que cuelgan de ella campanean con cada giro. Yo sola, solo yo y la música. Mis huesos se funden con mi piel. Círculos, infinitos, espirales... un cálido océano, un océano al que yo misma doy forma. Yo soy el mar, bravo, fuerte y poderoso, pero a la vez lenta y suave marea, dulce...
Un brazo en lo alto, la mano continuando el final de mis ojos, espalda arqueada, cadera elevada y tobillo levantado. Quieta... la música ha terminado. Los tambores ya callaron.

Un paso atrás en señal de que estamos aprendiendo...

...y un saludo a nuestros maestros.

Sé que no he hecho más que empezar, pero ya la siento, siento la música y cada movimiento que la acompaña, y con ella y me siento libre... me encuentro a mi misma.

domingo, 18 de abril de 2010

Un único mundo...

Veo tus ojos...
Veo tu mirada recorriendo el horizonte infinito, veo tus pies descalzos andar sobre las piedras, veo tu pelo hondeado por la arena, y tu melfa borrando tu sombra.Veo tus ojos, esos ojos negros, como la noche del desierto al que perteneces. Tu piel oscura brilla con el sol, ese sol duro, cruel, que te castiga sin cesar.

Entonces abro mis ojos. Esos ojos marrones, color de la tierra que piso con mis zapatos. La lluvia pega mis cabellos castaños. Mi piel, clara, siente el agua resbalar sobre ella. Abrigada en la chaqueta, corro hacia lo alto de una colina buscando un lugar donde no haya edificios que me oculten el horizonte. Miro al cielo, no hay estrellas, solo gris...
Pero te recuerdo, te recuerdo como si fuera ayer. Recuerdo pisar descalza las mismas piedras que tu ahora pisas. Recuerdo haber dejado la chaqueta en mi país para cubrirme con una melfa. Recuerdo el ataque del sol. Recuerdo ese horizonte infinito, y esas noches con millones de estrellas. Ese olor a canela y los tonos azules y anaranjados.
Recuerdo a tus pequeños hermanos jugando con los globos que les traje y sus dulces risas. Recuerdo tu mano junto a la mía.
-Te prometo- te dije- que seguiré luchando. Que nunca olvidaré todo esto. Nunca os olvidaré. Siempre miraré al cielo para encontrar alguna de tus estrellas y siempre alzaré la voz de nuevo. Estoy contigo... hermana.
Bint assahara...
Sahara hurra

domingo, 11 de abril de 2010

Derecho al delirio


Eduardo Galeano, literato uruguayo, periodísta, escritor, formuló en 1999 su afamado discurso/sueño/poema “Derecho al Delirio”:

Ya está naciendo el nuevo milenio. No da para tomarse el asunto demasiado en serio: al fin y al cabo, el año 2001 de los cristianos es el año 1379 de los musulmanes, el 5114 de los mayas y el 5762 de los judíos.
El nuevo milenio nace un primero de enero por obra y gracia de un capricho de los senadores del imperio romano, que un buen día decidieron romper la tradición que mandaba celebrar el año nuevo en el comienzo de la primavera. Y la cuenta de los años de la era cristiana proviene de otro capricho: un buen día, el papa de Roma decidió poner fecha al nacimiento de Jesús, aunque nadie sabe cuando nació.
El tiempo se burla de los límites que le inventamos para creernos el cuento de que él nos obedece; pero el mundo entero celebra y teme esta frontera.
Milenio va, milenio viene, la ocasión es propicia para que los oradores de inflamada verba peroren sobre el destino de la humanidad, y para que los voceros de la ira de Dios anuncien el fin del mundo y la reventazón general, mientras el tiempo continúa, calladito la boca, su caminata a lo largo de la eternidad y del misterio.
La verdad sea dicha, no hay quien resista: en una fecha así, por arbitraria que sea, cualquiera siente la tentación de preguntarse cómo será el tiempo que será. Y vaya uno a saber cómo será. Tenemos una única certeza: en el siglo veintiuno, si todavía estamos aquí, todos nosotros seremos gente del siglo pasado y, peor todavía, seremos gente del pasado milenio.
Aunque no podemos adivinar el tiempo que será, sí que tenemos, al menos, el derecho de imaginar el que queremos que sea.
En 1948 y en 1976, las Naciones Unidas proclamaron extensas listas de derechos humanos; pero la inmensa mayoría de la humanidad no tiene más que el derecho de ver, oír y callar. ¿Qué tal si empezamos a ejercer el jamás proclamado derecho de soñar? ¿Qué tal si deliramos, por un ratito? Vamos a clavar los ojos más allá de la infamia, para adivinar otro mundo posible:


El aire estará limpio de todo veneno que no venga de los miedos humanos y de las humanas pasiones;
En las calles, los automóviles serán aplastados por los perros;
La gente no será manejada por el automóvil, ni será programada por la computadora, ni será comprada por el supermercado, ni será mirada por el televisor;
El televisor dejará de ser el miembro más importante de la familia, y será tratado como la plancha o el lavarropas;
La gente trabajará para vivir, en lugar de vivir para trabajar;
Se incorporará a los códigos penales el delito de estupidez, que cometen quienes viven por tener o por ganar, en vez de vivir por vivir nomás, como canta el pájaro sin saber que canta y como juega el niño sin saber que juega;
En ningún país irán presos los muchachos que se nieguen a cumplir el servicio militar, sino los que quieran cumplirlo;
Los economistas no llamarán nivel de vida al nivel de consumo, ni llamarán calidad de vida a la cantidad de cosas;
Los cocineros no creerán que a las langostas les encanta que las hiervan vivas;
Los historiadores no creerán que a los países les encanta ser invadidos;
Los políticos no creerán que a los pobres les encanta comer promesas;
La solemnidad se dejará de creer que es una virtud, y nadie tomará en serio a nadie que no sea capaz de tomarse el pelo;
La muerte y el dinero perderán sus mágicos poderes, y ni por defunción ni por fortuna se convertirá el canalla en virtuoso caballero;
Nadie será considerado héroe ni tonto por hacer lo que cree justo en lugar de hacer lo que más le conviene;
El mundo ya no estará en guerra contra los pobres, sino contra la pobreza, y la industria militar no tendrá más remedio que declararse en quiebra;
La comida no será una mercancía, ni la comunicación un negocio, porque la comida y la comunicación son derechos humanos;
Nadie morirá de hambre, porque nadie morirá de indigestión;
Los niños de la calle no serán tratados como si fueran basura, porque no habrá niños de la calle;
Los niños ricos no serán tratados como si fueran dinero, porque no habrá niños ricos;
La educación no será el privilegio de quienes puedan pagarla;
La policía no será la maldición de quienes no puedan comprarla;
La justicia y la libertad, hermanas siamesas condenadas a vivir separadas, volverán a juntarse, bien pegaditas, espalda contra espalda;
Una mujer, negra, será presidenta de Brasil y otra mujer, negra, será presidenta de los Estados Unidos de América; una mujer india gobernará Guatemala y otra, Perú;
En Argentina, las locas de Plaza de Mayo serán un ejemplo de salud mental, porque ellas se negaron a olvidar en los tiempos de la amnesia obligatoria;
La Santa Madre Iglesia corregirá las erratas de las tablas de Moisés, y el sexto mandamiento ordenará festejar el cuerpo;
La Iglesia también dictará otro mandamiento, que se le había olvidado a Dios: ''Amarás a la naturaleza, de la que formas parte'';
Serán reforestados los desiertos del mundo y los desiertos del alma;
Los desesperados serán esperados y los perdidos serán encontrados, porque ellos son los que se desesperaron de tanto esperar y los que se perdieron de tanto buscar;
Seremos compatriotas y contemporáneos de todos los que tengan voluntad de justicia y voluntad de belleza, hayan nacido donde hayan nacido y hayan vivido cuando hayan vivido, sin que importen ni un poquito las fronteras del mapa o del tiempo;
La perfección seguirá siendo el aburrido privilegio de los dioses; pero en este mundo chambón y jodido, cada noche será vivida como si fuera la última y cada día como si fuera el primero.


¿Deliramos?
Si quereis leer más de este espléndido autor, os recomiendo: "los Nadies". En youtube hay unos cuantos videos narrados por él, incluidos los dos anteriores, "los pájaros prohibidos", precioso también.
Que vuestra noche sea como si fuera la última y vuestro día como si fuera el primero... mis mejores deseos, lectores.


[...]El aire estará limpio del veneno de los miedos humanos...
...porque me niego a olvidarte.

viernes, 9 de abril de 2010

...



Sentada en el suelo del vagón, sientes cómo te vas consumiendo.
Sientes esa llama que, desde que se encendió, no se apaga,
y sientes cómo te va quemando viva...
Ya no escuchas la música por tus cascos, ya no ves a la gente pasar.
Sólo sientes cómo te vas ahogando,
el dolor sube por tu pecho y amenaza con mostrarse ante los demás.
Ya no puedes aguantarlo. Corres hacia la puerta antes de que cierre sin saber en qué estación te estas bajando, no te importa...
Corres y sales a la calle sin saber dónde estás, no te importa...
Te gustaría que estuviera lloviendo para que el agua disimulara tus lágrimas,
pero el sol quema en lo alto.
Buscas una sombra, una oscuridad donde esconderte, un vacío, un olvido...
No, ni siquiera te puedes esconder, no puedes esconderte de tí misma.
Rendida, te dejas caer al suelo, sin poder acallarte más.
De rodillas, te abrazas... y gritas.

miércoles, 7 de abril de 2010

La cueva




Ella iba todos los días a la cueva.
Se tumbaba al borde de las rocas, escuchando al agua correr por el riachuelo.
Sus dedos se entretenían moviendo piedrecitas mientras su cabeza daba vueltas al mismo asunto. Se moría por salir corriendo de allí, con sus pies descalzos, y correr hasta encontrarle, para decirle...
-Oh, vamos, deja ya de soñar.
Pensaba una y otra vez, mordiéndose el labio.
Cuando la luz apenas entraba a la cueva, soltaba las piedrecitas al río hasta que las perdía de vista. Se levantaba y se marchaba con la despedida de su propio suspiro devuelto por el eco de la cueva.
Todos los días volvía a la cueva. Todos los días soltaba las piedrecitas y regresaba cuando el sol se ponía.
Todos los días arrojaba sus palabras al río para que se las llevara la corriente.
-Oh, vamos, ¡cállate!
le respondía su propio eco.

Día extraño... los exámenes ya no me sirven ni para mantener la mente ocupada. Imágenes que me vienen a la cabeza, sin sentido... ¿hoy? la cueva.
Dolida por las palabras que me devuelve mi eco... y enfadada conmigo misma por insistir en ignorar su sabio consejo.

jueves, 1 de abril de 2010

Por tí

Caminas sin saber a donde ir. Caminas sin detenerte, sin ver los rostros de la gente, sin esperanza de librarte de tu dolor.
La lluvia empapa tus cabellos y disimula tus lágrimas.

Ya no ves la luz del día, tus heridas ya no sanan.
Pero yo se que tú no te rindes. Ven a mí, no te pierdas, mi pequeña alma desamparada, encontraras abrigo que te cubra de la lluvia, te secaré las lágrimas con mis manos, te abrazaré hasta que dejes de tener frío y velaré por ti mientras duermes.

No llores más, pequeña, esos ojos tan bonitos no pueden estar ocultos por las lágrimas.
Tú me lo enseñaste todo, no te pierdas a ti misma,
mi pequeña alma desamparada... mi pequeña hermana.

Hoy... sufro de nuevo al verte llorar y no saber como ayudarte. Pero sabes que en cada momento estoy ahí, a tu lado. Animo pequeña. Conquistanos con tu sonrisa.

Tan solo sueños...


Nada puede estropear este momento. Tú estás aquí, y yo contigo. Y nada más puede interferir entre nosotros. He esperado tanto tiempo para conseguir fundirme en este breve tiempo contigo...
Tu calidez me llena, y no deja lugar a mi imaginación; bañarme en tus ojos profundos me da seguridad; mezclarme con tu halagador aroma me hace sentir en un mundo creado únicamente para los dos. Tú lo has dado todo por mí, y ahora debo empezar yo a mostrarte por qué estamos juntos en esta historia...

De repente un halo a tu alrededor me incomoda. Tu rostro, impávido e impasible, me tranquiliza; mas no puedo obviar que esto ya no es como lo había imaginado. ¿Por qué ahora eres una imagen luminosa, poco a poco más difusa, que no deja de mirarme y sonreír con ese gesto tan distinto a los demás que tanto sabías que me hacía sentir junto a ti, por larga que fuese la distancia entre nosotros? ¿Por qué...?

Un telón negro y cruel cae, pesado, a toda prisa entre nosotros dos, y con él también caen al vació mi serenidad y la paz que me transmitías hace tan sólo un instante, cuando me mirabas mientras yacía apoyada en tu pecho.

Ahora despierto a oscuras, asustada. Mi mundo vuelve a ser tan real como lo era contigo, pero tú no estás ya en él, a mi lado. Te has ido, y has arrastrado al marcharte la luz, dejándome en mi oscuridad, igual que en una noche sin luna. Se fue contigo también el viento, el aire... soy tan indefensa como un niño si no escucho mi pecho latir al ritmo de tu corazón.

Salto a la calle, corro, tropiezo, busco entre la gente... pero no estás, y no me importa. Puedo seguir corriendo y gritando tu nombre hasta que pierda el aliento y dé mi vida por ti, por buscarte, por hacer que ese sueño se haga real, y eterno. Te llamo y sólo escucho el eco de mis palabras huecas. Huecas quedan si no te llegan, si no me regalas una última caricia a cambio.

Me detengo, exhausta, sin aire ni fuerza. El hielo que dejaste al irte ahora se adhiere a mi alma, si acaso queda tras haber sido tuya; y me encojo de frío, y busco tu abrazo en mi memoria, pero no lo encuentro; y lo suplo con mi propio abrazo, tan duro y áspero que me desgasta. Pero soy adicta a él, necesito sentirte conmigo aunque tu efímero recuerdo me duela.

Y brotan con dolor mis lágrimas, sólo dos. Heladas, sí, pero aun así me arden y queman, y arrollan todas las paredes que hube construido a tu paso para que no te fueses, y para que no llegaras tampoco tan dentro de mí... pero te has impuesto, sí, y te has clavado en mi pecho.


Escrito por Juanjo... ¡gracias! será mi idea, pero ha quedado perfecta con tu ayuda ^^
A los interesados, les recomiendo que visiten su blog, pues van a salir más que encantados =) http://sonetosydemas.blogspot.com/

Y otro día más sintiendome perdida sin tí...
"El hielo que dejaste al irte ahora se adhiere a mi alma,
si acaso queda tras haber sido tuya..."