Nada puede estropear este momento. Tú estás aquí, y yo contigo. Y nada más puede interferir entre nosotros. He esperado tanto tiempo para conseguir fundirme en este breve tiempo contigo...
Tu calidez me llena, y no deja lugar a mi imaginación; bañarme en tus ojos profundos me da seguridad; mezclarme con tu halagador aroma me hace sentir en un mundo creado únicamente para los dos. Tú lo has dado todo por mí, y ahora debo empezar yo a mostrarte por qué estamos juntos en esta historia...
De repente un halo a tu alrededor me incomoda. Tu rostro, impávido e impasible, me tranquiliza; mas no puedo obviar que esto ya no es como lo había imaginado. ¿Por qué ahora eres una imagen luminosa, poco a poco más difusa, que no deja de mirarme y sonreír con ese gesto tan distinto a los demás que tanto sabías que me hacía sentir junto a ti, por larga que fuese la distancia entre nosotros? ¿Por qué...?
Un telón negro y cruel cae, pesado, a toda prisa entre nosotros dos, y con él también caen al vació mi serenidad y la paz que me transmitías hace tan sólo un instante, cuando me mirabas mientras yacía apoyada en tu pecho.
Ahora despierto a oscuras, asustada. Mi mundo vuelve a ser tan real como lo era contigo, pero tú no estás ya en él, a mi lado. Te has ido, y has arrastrado al marcharte la luz, dejándome en mi oscuridad, igual que en una noche sin luna. Se fue contigo también el viento, el aire... soy tan indefensa como un niño si no escucho mi pecho latir al ritmo de tu corazón.
Salto a la calle, corro, tropiezo, busco entre la gente... pero no estás, y no me importa. Puedo seguir corriendo y gritando tu nombre hasta que pierda el aliento y dé mi vida por ti, por buscarte, por hacer que ese sueño se haga real, y eterno. Te llamo y sólo escucho el eco de mis palabras huecas. Huecas quedan si no te llegan, si no me regalas una última caricia a cambio.
Me detengo, exhausta, sin aire ni fuerza. El hielo que dejaste al irte ahora se adhiere a mi alma, si acaso queda tras haber sido tuya; y me encojo de frío, y busco tu abrazo en mi memoria, pero no lo encuentro; y lo suplo con mi propio abrazo, tan duro y áspero que me desgasta. Pero soy adicta a él, necesito sentirte conmigo aunque tu efímero recuerdo me duela.
Y brotan con dolor mis lágrimas, sólo dos. Heladas, sí, pero aun así me arden y queman, y arrollan todas las paredes que hube construido a tu paso para que no te fueses, y para que no llegaras tampoco tan dentro de mí... pero te has impuesto, sí, y te has clavado en mi pecho.
Escrito por Juanjo... ¡gracias! será mi idea, pero ha quedado perfecta con tu ayuda ^^
A los interesados, les recomiendo que visiten su blog, pues van a salir más que encantados =) http://sonetosydemas.blogspot.com/
Y otro día más sintiendome perdida sin tí...
"El hielo que dejaste al irte ahora se adhiere a mi alma,
si acaso queda tras haber sido tuya..."